Flors

Flors d'acàcies al Passeig de la Mare de Déu del Coll. 1 de juliol.
Y las flores que empiezan —innominables para el profano— se ve que deletrean la estación. No son las flores silvestres ya prestigiosas —margaritas, ancianos, amapolas— ni las más rudas —retamas, jaras, cantuesos, que nunca vendrían a los jardines señoriales—, son fioretti —al gusto de Francesco y al de Sandro—, minúsculas, exquisitas, imperceptibles para quien no las busca y las contempla, escondidas, ignoradas... De pronto, en una umbría, al volver una esquina —una esquina que no es más que un término de la espesura—, en el lugar donde da el sol naciente, donde el mediodía es cálido y por la tarde queda una luz fugitiva..., allí mismo, esplendente, recubierto de blancura de arriba abajo, un arbusto ostenta todo su lujo para sí mismo... —¡Ah doña Laura! ¿Qué es esto tan precioso?
Rosa Chacel. Barrio de Maravillas. OC,3. Novelas. Pàg 116